‘Cadáver’ o cuando los despojos se alimentan de los vivos

Cadáver

Cuando los despojos se alimentan de los vivos

por Rosa Panadero

Nunca pensé que me lo iba a pasar tan bien visionando películas de terror. Pero es que la cosa se pone interesante cuando el director le hace un homenaje –quien dice homenaje, en realidad se inspira, y quien se inspira, en realidad lo que hace es copiar– , a ni más ni menos que Gollum. La bicha de marras no tiene nada que envidiarle al engendro deTolkien, con ese movimiento de chimpancé arrastrándose por el suelo y trepando, no por la naturaleza neozelandesa de El Señor de los Anillos, sino por las paredes y las escaleras de la morgue del Hospital de Boston, cuyos muros de hormigón sin pintar recuerdan a los de la Facultad de Periodismo de la Complutense.

En una peli de exorcismos no puede faltar la nena desquiciada atada a una cama, como en aquel largometraje de los ochenta que traumatizó a creyentes y agnósticos, ni tampoco podía faltar el alimento favorito de La Momia (egipcia) o, sin ir más lejos, el Voldemort de Harry Potter: ambas criaturas se chupaban hasta los tuétanos de sus víctimas para ir poco a poco recuperando las fuerzas, y aquí pasa lo mismo, que la muerta no huele porque aunque han pasado tres meses desde su fallecimiento, se recompone con lo que pilla, sale de su bolsa con cremallera y vuelve a quedarse quietecita antes de que vuelva la novata de la morgue, pío pío que yo no he sido. Para no perderse en la historia, hay que hacer caso a los colores: nunca unas lentillas azules y otras marrones dieron tanto juego para saber cuándo la exorcizada estaba poseída o no. Además, se abusa un poco de las luces rojas y si empatizas con la protagonista, te irritas como ella con todas esas bombillas que se agitan con sensores pensados para lugares de paso pero que siempre se instalan en zonas de trabajo estático.

El caso es que todos sabemos que la muerta se va a cruzar por delante y por detrás, tris tras, ni la ves ni la verás, tris tras, y que la pobre novata, ex policía y ex alcohólica, no podrá creerse lo que está viviendo. La peli comienza con su estrés postraumático por la muerte de su compañero y al paso que va, como la pobre no se ponga las pilas, va a acabar viendo la luz al final del túnel de donde no se regresa jamás. 

En hora y media la muerta se sorbe los líquidos de tres víctimas y a poco no acaba también con la protagonista, cuyo príncipe azul con placa de agente vendrá a ayudar como en toda historia urbana. Finalmente, tras deshacerse de tan incómoda visitante, habiéndose enfrentado a su miedo y habiendo ganado,  la chavala se endosa el chándal de la desintoxicación y sale a correr en su 62º día sin pegarle a la botella. Todo un triunfo. Me gustan las películas con mensaje, lo que pasa es que la invitación para el estreno del día 30 nos cita en el Anatómico Forense, con una tarjeta y un cordón como las que se cuelgan en el dedo gordo del pie cuando uno la espicha. Y en la tarjeta, digo, estaba escrito mi nombre. Glup!!!!