Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Los meses que nos esperan

Este articulo podría durar solamente una línea, porque es en lo que se va a resumir todo lo que voy a tratar de exponer y que, espero, comprendáis antes de tachar de lo que sea que se os pase por la cabeza.

Vamos allá:

No votéis en las próximas elecciones. A nadie. ¿Para qué? –

Ya está. Hasta la semana que viene.

 


Veo que seguís aquí. Mejor. Nunca me han caído bien ni me han gustado las personas que hacen caso a la primera, o aceptan un discurso, sin tratar de pensar por sí mismos o buscar, detrás de las palabras que les lanzan, algo de argumento. Me temo que por este tipo de descerebrados estamos donde estamos ahora mismo, la verdad.

Mi frase podría sonar a algo que diría una persona que busca el bloqueo del mundo, el frenazo completo y total de la sociedad tal y como la conocemos, y, joder, no le faltaría razón, porque tal y como tenemos el terreno político, lleno de inútiles, mentirosos, falsos profetas, vendedores de moral, censuradores de la libertad y fascistas de izquierda, de derecha, del sexo masculino y del femenino, lo que no llego a comprender es como no estáis poniendo todo vuestro empeño en lograr que todo esto explote y tratemos de empezar de cero esta locura que no tienen salida ni solución.

Sí, hoy me levanté pesimista. Que le vamos a hacer.

El problema de la sociedad, y por lo tanto de la realidad por la que tratamos de caminar sin tropezar con nada, es que ha sido construida por payasos que han gastado más sudor en tratar de insultar a los demás y de pasarse los problemas los unos a los otros, o directamente decir que la culpa es de Aquel y no Nuestro, que en crear cimientos firmes y justos, y así es lógico que nada de lo que debería darnos una vida tranquila y fácil funcione siquiera al 10%. Pero no os quitéis la culpa así tan pronto, porque si los que mandan están en ese trono es porque nos han engañado como a gilipollas, prometiéndonos paraísos terrenales o, directamente, jurando que acabarían por la dictadura que, según quién hable, trata de imponernos desde el otro bando ideológico o religioso.

Desde El Enemigo, para ser más claros.

Ese enemigo que está ahí para encerrar nuestras mentes, para impedir que avancemos y así podamos llegar a la meta antes y sin problemas; ese enemigo que nuestros líderes pintan de colores chillones para que apartemos la vista de todo lo que no hacen realmente para facilitarnos la vida, a los que les ponen luces brillantes para que no veamos las gestiones de mierda y los enchufados que, a toneladas, son colocados en cualquier lugar imaginables por el partido que os dé la gana (en serio, decid uno y seguro que lo ha hecho). Pues las campañas electorales (aprovechemos ahora que ya está en marcha una) no tratan de explicarnos cómo solucionarán en problema, no van de mostrar el programa político y prometer verdades, van solamente de competir por quién la tiene más grande y, per se, demostrar así que los demás son menos malos que nosotros: ASÍ QUE TIENES QUE VOTARME A MÍ, POR ELIMINACIÓN.

Se acercan un par de meses llenos de mierda en la televisión, en la prensa, en la radio, y en los programas de variedades donde van a jugar las cartas más llenas de basura cubierta de serpentinas y confeti con tal de que los espectadores (en su totalidad memos sin opinión propia ni algo verdaderamente interesantes o importante que aportar al mundo más allá de las pastas y caramelos que habrán en los pequeños recipientes que se colocan por cortesía en los funerales) tengan de qué hablar en los vermuts del domingo o en los desayunos del trabajo. Porque la piara de la que formamos parte está decidida a no dejar que nadie diga nada que se salga de la regla general, de esa que es intocable porque otra opción es de fascistas, y quiere llevarnos a todos hasta lo más hondo del pozo con tal de demostrar que ellos tenían razón y los otros, esos que nos quieren joder la vida, no.

Nos esperan unos meses divertidos en el apartado intelectual, porque podremos admirar como los políticos tratan de convencernos de lo gilipollas que somos por no votarles, mientras nos lamen el culo día sí y día también sin piedad ni disimulo con tal de seguir chupando del bote y poder, al final, cobrar su subvención vitalicia. Y aún, seguro, que muchos de vosotros votaréis a los mismos que os hecho la vida imposible, que con sus leyes os han dejado sin empleo o impedido realizar algo con un mínimo de libertad, porque la estupidez del mundo tiene muy metida en su interior una frase que, por mucho que se diga, seguirá siendo lo más paleto y aborregado que te habrán lanzado nunca a la cara: prefiero malo conocido, que bueno por conocer.

Así que ya sabéis, NO VOTÉIS, no dejéis que siga girando esta rueda sin sentido cuyo final es la pared de nuestras casas, de las casas de nuestros hijos, y de los muros de nuestros trabajos y de la libertad que poco a poco se va desvaneciendo de nuestras calles debido a la moral exquisita, las religiones fascistas, y la falta de respeto por los demás.

No votéis, os lo ruego.

¿Qué es lo peor que podría pasar?, ¿que cambiara el mundo?