Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Libros que nunca leeré ‘Ambiciones y Reflexiones’ de Belén Esteban

RESEÑAS DE LIBROS QUE NUNCA LEERÉ:

Por insistencia popular,
 ‘Ambiciones y Reflexiones’ de Belén Esteban

La escritura es algo que se inventó en su día para que las historias contadas de boca en boca permanecieran inalterables con el paso del tiempo, dejando de la lado la memoria ajena, el arte de contar historias vía oral y, sobre todo, poder escapar del pequeño círculo que a todos nos limita en nuestras vidas.

Teniendo esta idea clara, puedo afirmar sin ningún tipo de duda que el primer hombre que escribió una letra no tenía en mente que algo que le debió costar tiempo y esfuerzo perfeccionar serviría a día de hoy para malgastar papel, tiempo, dioptrías, neuronas, vergüenza y, sobre todo, dinero en un libro de la elegancia exterior y la estupidez supina interior de La Esteban.

Pero vayamos por partes.

Hay que tener muy claro que esta cosa, porque llamarlo “libro”, “novela”, “biografía” o directamente objeto creo que es pasarme en cuanto a educación, surgió de la cabeza de gente sin escrúpulos que seguramente no le importa vender a sus padres a un proxeneta ruso con tal de tener dinero, y que desde luego saben que la estupidez humana hace mucho tiempo que fue sacrificada a la caja tonta porque, ¡oye!, ¡para que pensar si puedes pasar el rato viendo charlar a gente con la inteligencia de una ameba con retraso mental a la que le han hecho una lobotomía! Es de cajón, ¿no? Así que estos genios del marketing y del odio por la raza humana le abrieron un maletín a Belén Esteban, y le prometieron una fila enorme de gente con poco amor propio en el próximo Día del Libro. Seguramente después le tuvieron que explicar que ese día era algo que llevaba mucho tiempo celebrándose en todo el territorio español, y después le hicieron un par de powerpoint y dibujos de preescolar para que supiera lo que era un libro, pero eso ya sería algo que entraría dentro del género de Humor Fantástico, y esto es un artículo, así que sigo.

Belén Esteban, claro, empezó a hacer palmas con los labios interiores y exteriores del buyuyu que, en su día, la colocó donde está, y firmó todo lo que le pusieron delante y, ya puestos, contrataron a un fotógrafo que le sacó la foto que llegaría a la portada final después de un photoshop digno del mayor circo de los horrores, y ¡LISTOS, YA TENEMOS UN BEST SELLER!

¿De qué trata el libro?, qué más da.

¿Qué episodios de su vida relata?, no creo que le importe a nadie.

¿Está bien escrito?, si damos por hecho que ni ella ni ninguno de los becerros que lo compraron habrán pasado de la dedicatoria, ¿importa?

Pero lo peor no fue que este libro le diera el pistoletazo de salida a la moda de “Famoso que escribe libros”, que es posiblemente lo peor que le ha pasado a la literatura desde la publicación de Mi Lucha de Hitler, lo verdaderamente cruel del asunto es que esta engendro del mal, que además se puede reproducir para más inri, vendió con su obra una cifra tan desorbitada de ejemplares que dejó muy por debajo a escritores ya no consagrados, como Sánchez Dragó (otro temas es si nos gusta lo que escriben), sino a los primeros libros de grandes promesas que ese mismo año salieron al mercado y que, por desgracia, no tuvieron ni tendrán jamás una segunda oportunidad.

Hay muchas cosas que hacen del mundo un lugar que dan ganas de quemar hasta los cimientos, hay personas que con solo mirarlas o escucharlas hablar o tratar de, por ejemplo, expresarse con algo de amor propio ya incitan a la violencia. Vivimos en un país donde alguien así, cuyo currículum comienza por echar un polvo con un psudo-famoso, gana más dinero y tiene más respeto y fama que personas que mueren de hambre en la calle o se prostituyen para que sus hijos tengan de comer, y eso sí que es un buen argumento para una novela, y no la vida de, posiblemente, la persona menos merecedora de estar dentro del famoseo patrio.

Creo que no tengo amigos o familiares que lo compraran (y si es así… escondedlo), pero incluso con toda la bilis que he dejado escapar aquí, en parte, les comprendo, porque hay personas con una vida tan vacía y triste, tan aburrida y llena de sueños incumplidos y que jamás llegarán siquiera a oler, que es normal que tomen como ídolo a esta mujer, porque así es sencillo que hasta la tontería más grande que les pase en la vida sea un enorme castillo bañado en oro. Así es normal tener motivaciones para querer seguir vivo cada mañana.

Y ahora, por favor, encended la tele, poned cualquier programa de mierda que llena nuestra parrilla, y abrid la boca, mucho, muchíííísimo, y dejad que entren esas caras llenas de ego y que, día tras día, llenan las estanterías de las librerías de nuestras ciudades con historias que, quién sabe, quizá estén bien y todo, pero que en lo más hondo de su ser saben que no es su talento lo que les ha colocado en esa lista de más vendidos o el que les ha dado aquel premio, sino la masa aborregada y patética que solo busca darles un beso en sus sesiones de firmas de libros.

Hay sueños que, depende de cómo se cumplan, es mejor no haber alcanzado nunca.