AUTODESTRUCCIÓN

La Compañía del Krisol presenta su producción más ácida y estremecedora

Autodestrucción, la nueva obra de La Compañía del Krisol, está basada en parte de la trilogía de Esteve Soler; Contra el progreso y Contra el amor.

Estos textos han sido traducidos a nueve idiomas y han sido trabajados por más de 50 directores en distintos países. La clave de su éxito es la universalidad de su tema: el hombre contemporáneo convive con la perversión que han experimentado algunos de estos conceptos que sustentan su sistema: progreso y amor, términos aparentemente positivos pero que en pleno derrumbe disfuncional se han convertido en algo prácticamente monstruoso.

“Autodestrucción plantea un viaje profundo a las entrañas de estos conceptos, una vuelta de tuerca que busca enterrar los mitos y desvelar las verdades”

El montaje se configura a partir de ocho obritas-espejo de un universo espeluznante que muestra sin tapujos cómo en nombre del progreso y del amor, el hombre ha cometido las mayores atrocidades, condenándose a sí mismo y despojándose de su condición más primigenia: su propia humanidad. Dando la vuelta a estos conceptos, se disparan las siguientes cuestiones: ¿nos ha hecho el progreso mejores personas? ¿A costa de qué se llega a él y a quién beneficia realmente?¿Es el amor, tal y como lo entendemos y experimentamos en la actualidad, enriquecedor para el ser humano.

Cierren los ojos y traten de trasladarse al año 2050. ¿Cómo es el mundo que ven?¿Les gusta? Autodestrucción les sumerge en un universo-espejo donde responder a esta pregunta se convierte en algo, cuanto menos, doloroso. La realidad que nos dibuja, cuyas semillas se encuentran en la actualidad, sacude y estremece por igual. Un universo pérfido y espeluznante se apodera del escenario durante 70 minutos de infarto a través de ocho cuadros u obritas independientes entre sí que desprenden mala leche e incorrección política, combinando humor, ironía y horror. Todas ellas vienen a demostrar cómo el ser humano, en nombre del progreso y el amor, se ha condenado a sí mismo, e invitan a dar una vuelta de tuerca a estos conceptos.

Este montaje no es solo la crónica de una muerte anunciada o el viaje por un proceso de agonía y deshumanización. Es, también, un llamamiento a la acción, al despertar. A la toma de conciencia de quiénes somos los seres humanos y qué realidad estamos creando. Siempre bajo el amparo de la comedia dramática e hiriente, Autodestrucción sumerge al espectador en una extraña y fascinante esfera que muestra la cara más reprochable de una de las especies más desconcertantes y asombrosas que divagan por la corteza terrestre: el ser humano.

La obra estará en cartel todos los viernes de julio en La Sala AZarte (C/ San Marcos 19, Madrid)

Más contenido en YB