Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

‘Así nos ven’ ¿Por qué cuesta aprender de nuestro pasado?

Imagina que caminas por la calle, pensando en tus cosas sin molestar a nadie y con una tranquilidad contagiosa. Se está bien, ¿verdad? Entonces, de golpe, te meten en una caja cubierta de flechas de neón y carteles que te llaman cosas que no eres, describen acciones que de ninguna manera has hecho y, lo peor de todo, los que te rodean no hacen otra cosa que asentir y señalarte como culpable por el simple hecho de que la mayoría de ellos tienen el cerebro comido de mentiras sin fundamento, falsas acusaciones, y poderosos que les empujan y les dicen que si van por ese camino, el que lleva directamente a esa caja donde estás, y te escupen al llegar, están haciendo lo correcto.

Ahora una pregunta sencilla.

Del uno al 10: ¿cuántas ganas de matarlos a todos te entran?

Así nos ven es una miniserie (o película larga, que me suena mejor) de las que deberían verse con una libreta y un bolígrafo al lado, y cada vez que algo nos resulte injusto y demasiado familiar, agarrar el boli y apuntarlo junto al motivo por el cual estamos furiosos, y también escribir al lado un ejemplo de nuestro presente: por eso de dejar las cosas claras.

Porque no nos engañemos, ni dejéis que os engañen, lo que vais a ver si os acercáis a Netflix es un hecho real de los que hacen hervir la sangre, de esos que deberían estar en todos los libros de política, abogacía, ética y hasta de historia, pero al mismo tiempo es un espejo de un problema al que nos acercamos cada día más, debido a la desconfianza generalizada que nos tiene agarrada de los huevos y nos impide ser felices, pues todo lo que nos rodea es odio, rencor, y miedo.

Una historia real

Fue una gran injusticia lo que les pasó a estos niños (porque es lo que eran, putos niños), y es peor cuando lo colocamos en un momento en el que el racismo estaba visto como algo casi normal y la justicia, por llamarla de algún modo, miraba hacia otro lado a la hora de hacer bien su trabajo y no dejarse llevar por los intereses de los que tienen el poder.

Pero, ¿sabes qué pasa?, que no fue ni va a ser la única vez que pase, porque esa monumental desgracia no ha servido para nada ni ha quedado en la memoria de los que lo vivieron, y como ejemplos diré que, para empezar, Trump ahora es presidente (manda huevo que después de escribir la carta que publicó, previo pago, en diferentes periódicos aún haya alguien que confíe en él mínimamente), y después porque las quemas de falsos culpables y los linchamiento mediáticos siguen campando a sus anchas por nuestra sociedad sin que nadie parezca darse ni cuenta de lo injusto y lo partidista que es en realidad.

En aquella época, como en la descrita por otra gran película como es En el nombre del padre, en la que sus protagonistas sufrieron una persecución social por prejuicios nacionalistas; ahora es por cuestiones ideológicas.

Una caja boba cada vez más lista

Este tipo de series y películas están de moda (de las pocas que aplaudo y tolero), y están haciendo mucho bien a nuestro intelecto, pues consiguen que volvamos a disfrutar del verdadero séptimo arte, ese que hace que pensemos, que algo dentro de nosotros se rompa, que sintamos la loca necesidad de comentar lo que hemos visto con los demás, pero sobre todo que miremos desde otro prisma la realidad que por desgracia nos rodeó y nos rodea en la actualidad; y los que no sean capaces de valorar esto sería mejor que no nos hicieran perder el tiempo con sus opiniones vacías que no buscan que nos replanteemos lo que somos y podemos llegar a ser, y se centran en el simple, llano, vacío y estúpido entretenimiento.

Poco a poco estamos llegando a ese punto en el que la caja boba va dejando de serlo y nos regala verdaderas obras de arte cinematográficas como esta serie, que no solo nos pone ante nuestras narices el lado más repugnante y odioso de la humanidad, sino que nos hace comprender a donde no debemos volver y el modo más sencillo de apartarlo de nuestro camino.

Porque si no hay pruebas, si no hay testigos, si solo hay una víctima y mucho odio cubriéndolo todo: ¿no es un error agarrar al villano más sencillo y trillado y tergiversar la verdad hasta convertirla en la más absoluta nada?

¿De qué me suena eso?